por tu tímida mirada,
a veces desafiante,
por la costumbre de tus abrazos.
Pero te confieso que a él también le
quiero
porque se sumerge en mis
razones,
se mezcla en mis ideas,
y tiene la pasión del
intelecto,
así llegamos al éxtasis
del verbo.
Al otro… también le
quiero,
aunque poco piensa y
razona,
pero como ama el
puñetero,
él me transporta de la cama al universo.
Y al de los juegos… también
le quiero,
él estimula mi niña
traviesa,
y jugamos sin prisas ni descanso,
curioseo y siempre
descubro.
¿Quién podrá juzgarme
por quererte a ti y a
todos ellos?
Si cuando he querido a
uno solo
se ha metido en mi cama
con un burdel en su mente
y he dormido con él
y también con todas
ellas.
Y a mí me sobra corazón y tiempo
para quererte a ti y también
a todos ellos.
Unar Idycula
-1996-
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